lunes, 11 de marzo de 2013

EL EGO TEME AMAR PORQUE EN EL AMOR.. LA VIDA ALCANZA SU CLÍMAX

 
 
 
 

 
 
 
Si realmente desean vivir, deben estar dispuestos a morir.
 
¿Qué parte de ti le teme a la muerte?
 
¿Le teme la vida a la muerte?
 
No es posible.
 
¿Cómo puede la vida temerle a su propio proceso integral?
 
Hay alguien más en tu interior que teme, y es el ego.
 
Mientras que la vida y la muerte no son opuestas, el ego y la muerte si lo son.
 
El ego está en contra tanto de la vida como de la muerte.
 
El ego tiene miedo de vivir y tiene miedo de morir.
 
Tiene miedo de vivir porque cada esfuerzo, cada paso hacia la vida, lo acerca más a la muerte.
 
Quien vive se acerca más a la muerte, y puesto que el ego le teme a la muerte, también le teme a la vida.
 
El ego se limita a arrastrarse.
 
Hay muchas personas que no están vivas ni muertas.
 
Eso es peor que cualquier otra cosa.
 
La persona que está completamente viva está llena de muerte también.
 
Siempre que experimenten un momento de vida plena, verán también a la muerte.
 
Así sucede en el amor.
 
En el amor, la vida alcanza un clímax; y es por eso que la gente le teme al amor.
 
Me ha sorprendido siempre la gente que dice temerle al amor.
 
¿En qué consiste el miedo al amor?
 
Lo que sucede cuando realmente amamos a otra persona es que nuestro ego comienza a desaparecer y a desvanecerse.
 
No es posible amar con el ego; este se convierte en una barrera.
 
Al menor intento de derrumbar esa barrera, el ego exclama: “¡Cuidado! Esta será una muerte”.
 
La muerte del ego no es su muerte; la muerte del ego es realmente la posibilidad de que ustedes vivan.
 
El ego no es más que un cascarón muerto al que deben romper y descartar.
 
El ego llega al ser de manera natural, de la misma manera en que el polvo se acumula en las ropas y en el cuerpo del viajero, quien debe entonces bañarse para eliminar la mugre.
 
A medida que transcurre el tiempo, acumulamos el polvo de las experiencias, del conocimiento, de la vida vivida, del pasado.
 
Ese polvo se convierte en nuestro ego.
 
A medida que se va acumulando, forma una costra que debemos romper y desechar.
 
Es necesario darnos un baño continuamente, todos los días, a cada momento, a fin de que ese cascarón no se convierta nunca en una prisión.
 
El ego teme amar porque, en el amor, la vida alcanza su clímax.
 
Siempre que hay un clímax de vida, hay también un clímax de muerte: van de la mano.
 
 
OSHO